Esta colección de 12 tarjetas tiene el mismo principio del primer tablero. La diferencia, en mi caso, fue la extensión de los debates. Cada pareja colocaba una serie de tarjetas boca abajo. Para empezar, se giraba la primera, se leían los roles y las instrucciones y se tenía un tiempo determinado para tomar apuntes sobre los posibles puntos a debatir. Yo les pedía que solo anotaran palabras sueltas. Luego tenían un determinado tiempo para debatir. Estas tarjetas las usé después de haber trabajado la estrategia OREO presentada anteriormente. Así, tenían ya herramientas para hacer más convincente su posición. 

Si quieres, puedes doblar las tarjetas por la línea de tal manera, que los estudiantes no vean el rol de la otra persona. Eso, en mi opinión, refleja un poco lo que sucede en la vida real. A veces terminamos debatiendo con una desconocido en un café o en un quiosco sin saber quién es o qué hace. ¿Nunca te ha pasado?